lunes, 17 de marzo de 2014

Un poema perdido: Árbol de niebla de Olga Orozco



Editorial de Canto 2 / agosto 1940



En una extensa entrevista realizada por Antonio Requeni (Travesías, Ed. Sudamericana 1997), Olga cuenta que  Rafael Alberti habiendo leído este poema y otro de Enrique Molina le recomienda a Don Gonzalo Losada su publicación. Olga tiene 20 años.
Así aparecería en 1946 "Desde lejos", y luego "Los juegos peligrosos", "Las muertes", "Museo salvaje" y "La oscuridad es otro sol" en este sello editorial.
Sin embargo este poema permanecería olvidado hasta su rescate en la Revista "El Jabalí" Nro 11 en el año 2000. Samuel Bossini (Pablo Narral en aquel entonces) acompaña el poema con uno de los dibujos- cadáver exquisito realizado por Olga y Valerio Peluffo.
Inexplicablemente omitido en su Poesía Completa (AH editores, 2012) , lo compartimos con ustedes celebrando un nuevo aniversario del nacimiento de su autora.






Árbol de niebla (Olga Orozco) Revista Canto Nro 2 agosto 1940


¿De dónde esta tristeza que me llega
cómo un último amor,
como la débil rebelión de la tierra
por sus lluvias,
por las lianas azules de sus nieblas?

No sé si de la muerte de aquellas dulces hojas,
en las que el viento busca todavía
La pálida ternura del estío.

No sé si de ese día en que el otoño
abandonó su rostro sobre un río,
perdido en la congoja.

No sé desde qué cielo tanta sombra
asomada a mi pecho entre la pampa,
cuando mi vida vuelve como el llanto
a su antiguo paisaje, a sus antiguas voces
que crecen como hiedra desde el sueño.

¿Cómo no amar entonces
la libertad tan triste de los médanos,
el deseo de mar con que se duermen
mirando hacia otro cielo,
donde el recuerdo tiene solamente
la eternidad del trébol?

¿Cómo no amar la angustia de las piedras,
sometidas sin lucha
al inútil retorno de la hierba,
al invencible polvo,
a ese lejano muro donde el tiempo
se disgrega desnudo, sosteniendo
las huellas de mis manos?

Alguien me llama aún por sus desiertos
por el aire sombrío que se inclina
al desolado oeste;
mientras yo estoy aquí,
con mis pequeñas muertes como un árbol
esperando el olvido.